La técnica francesa en panadería y pastelería por excelencia es el hojaldre. Para muchos, esta es la obra maestra de este mundo, pues existen miles de técnicas para hacer hojaldre y también hay un consenso generalizado en que lograr un buen hojaldre es difícil.
Esta es una masa con muchas virtudes pero que requiere tiempo y trabajo, pero su sabor es inigualable, debido a que consigue tener la grasa suficiente y el número de capas elevado para que en el horno, crezca y se vuelva aún mejor.
¿Cómo se compone el hojaldre?
En esencia, el hojaldre es siempre el mismo, lo que varía es cómo se hace. Primero se prepara la harina de trigo, puede que con algo de azúcar, además de huevos. Después se extiende y se le añade una barra de mantequilla congelada o fría en el medio. La masa se envuelve y posteriormente se comienza a aplastar hasta que la mantequilla quede integrada. Acto seguido, se va doblando la masa en partes y se repite el extendido.
Como la mantequilla se va derritiendo, entonces el hojaldre se guarda en la nevera por una o varias horas y luego se extrae, para repetir el proceso. Acá es cuando las técnicas varían, pues existen diferentes tipos de mantequilla y no todas son iguales. De hecho, para algunas recetas dulces, es posible hacer un hojaldre rápido omitiendo la parte de la refrigeración.
¿Qué se puede hacer con hojaldre?
Existen muchas recetas de pastelería que están basadas en el hojaldre. Los pasteles son los principales, y aquí puede entrar una gama amplia de productos como el pie de manzana, por ejemplo. Sin embargo, el producto por excelencia es el croissant francés, que ocupa los desayunos de millones de hogares en el mundo.